El relieve, con el muro como fondo con el que juega como contraste cromático, queda formado por la figura sedente de Hipócrates sobre un dado y apoyado en una especie de cátedra a cuyos pies figuran un retorta y un matraz. La figura vestida a la manera clásica sostiene en su mano izquierda el bastón de Esculapio con la serpiente enroscada, símbolo de la medicina, y junto a él se disponen un alféizar de ventana con libros amontonados sobre los que se ubica un búho como símbolo de la investigación, un sol naciente, como símbolo del amanecer de la ciencia y a sus pies una plantas como fundamento de la química o farmacopea. La composición queda trazada en función del trazado de la escalera sobre cuyo muro se sitúa, de tal forma que las líneas y la lectura quedan definidas por esa idea de ascenso diagonal hacia el cual todas las imágenes se encaminan.