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Movable Heritage

IDENTIFICATION

Name: Espacio V Centenario
Otras denominaciones:  Facultad de Medicina y Hospital Universitario San Cecilio ;  Espacio V Centenario y Hospital Clínico Code: 01180870219
Characterization: Arquitectónica
Province: Granada
Municipality: Granada

DESCRIPTION

Typologies
Typologies Actividades Historics Periods Chronology Styles
Edificios docentes Enseñanza universitaria Edad Contemporánea 1928 - 1944
Hospitales Sanidad Edad Contemporánea 1928 - 1953

Authors
Tipo Nombre Actuación Fecha
Arquitectos Botella y Miralles, Aurelio Autor del proyecto 1928
Arquitectos Vilata y Valls, Sebastián Autor del proyecto 1928

Description

Gracias a la construcción del Hospital Clínico y posteriormente de la Residencia Sanitaria Virgen de las Nieves, los grandes hospitales de la capital granadina se concentraron en un radio de unos 500 metros, acabando así con la dispersión que existía anteriormente. El primer hospital que existió en Granada, de la Seguridad Social, estaba cerca de la zona que hoy ocupa la gasolinera de la calle Recogidas; el hospital de San Lázaro se encontraba en el barrio del mismo nombre, cerca de la actual plaza de la Caleta; el hospital de la Obra Sindical de Hogar, el llamado 18 de Julio, se situaba en el barrio de la Magdalena; el de La Purísima en el Carril del Picón y el de San Juan de Dios junto a la facultad de Medicina.

Tras multitud de vicisitudes, y con un gran esfuerzo por parte de fuerzas locales, Ayuntamiento y un grupo destacado de médicos granadinos, finalmente se comenzó a construir el Hospital Clínico, considerado como el complejo sanitario más avanzado de Andalucía Oriental.

El conjunto fue el resultado de un concurso de ideas convocado a tal efecto en 1927, ganado por los arquitectos madrileños Aurelio Botella (que posteriormente construiría la Residencia Sanitaria Virgen de las Nieves) y Sebastián Vilata. A pesar del fallo del jurado, todavía existían dudas sobre la ejecución del proyecto, hasta tal punto que algunos de los médicos que habían propuesto la iniciativa, se metieron en política para apoyar la idea ganadora del concurso de Botella y Vilata. La idea de los dos arquitectos eran dos edificios principales, Hospital y Facultad de Medicina, de carácter racionalista unidos por una serie de pasillos y pabellones, situándose entre ellos un gran espacio libre, ajardinado, donde se situaban además el Instituto Anatómico Forense y una residencia de médicos internos, que funcionó pocos años y fue abandonada. Sobre los restos de ésta, en los años noventa se levantó la nueva biblioteca biosanitaria. Igualmente se proyectó la construcción de una escuela de enfermería, de manera que el Hospital servía de aprendizaje en casos reales tanto para alumnos de prácticas de enfermería como de medicina.

El conjunto de Hospital Clínico y Facultad de Medicina ocupa una importante extensión de terreno, y está flanqueado por las calles Avenida del Doctor Olóriz, desde donde se accede al Hospital, Carretera de Jaén, y Avenida de Madrid desde cuya esquina con la calle Doctor Guirao Gea se accede a la facultad de Medicina. Se ubica por encima del barrio de San Lázaro, en la zona denominada Altillo de las Eras, en aquella época (1920-1940), en las afueras de la ciudad, ya que por la zona no había mucho edificado, tan sólo propietarios de huertas de cultivaban sus productos (sobre todo ajos y cebollas) para venderlos por la calle.

La Facultad de Medicina fue el primer centro docente de la Universidad de Granada que se trasladó desde el centro de la ciudad hasta un lugar apartado, fuera de la misma. Iba a sustituir a la antigua Facultad, proyecto de Juan Montserrat e inaugurada en 1887, situada en la calle Rector López Argüeta, y que se había quedado pequeña por el número creciente de alumnos que cada año se matriculaban, en aquella época en torno a los quinientos.

A medida que fue creciendo el barrio, grandes bloques de edificios fueron apareciendo alrededor de la Facultad, y últimamente, algunos muy cercanos que asfixian y aplastan a este valioso inmueble, no permitiendo ver en parte su hermosa fachada. Además, le rodea un espacio público muy poco cuidado que se usa de aparcamiento improvisado, y que, pese a las protestas e intentos de intervención sobre él, nunca ha sido arreglado.

La idea de proyecto de Sebastián Vilata y Aurelio Botella para la Facultad de Medicina unía las modernas tendencias de la arquitectura racionalista y funcional con el historicismo de tradición clasicista. Se trataba de un edificio con fachada de tendencia horizontal sobriamente decorada con granito de Pozoblanco, de estilo moderno, composición que recorre con un ritmo clásicamente reiterativo todo el edificio, solamente interrumpido por pequeños torreones (destinados en origen a viviendas del personal subalterno) y por el formato vertical de las ventanas. Los alzados laterales, también con zócalo de granito de Pozoblanco, se componen de dos plantas separadas por una especie de friso a base de rectángulos, en las que se sitúan tres ventanas y presentan menos decoración, todo ello coronado con un cuerpo corrido liso sobre el que aparece una barandilla abalaustrada.

Su planta, en forma de trapecio, tenía su entrada tras una escalinata que daba paso a un pórtico curvo sostenido por seis columnas de orden dórico sobre pedestales de granito que sustentan un cuerpo corrido formado por un ático, y se situaba en la confluencia de las calles Avenida de Madrid y Doctor Guirao Gea.

En el interior, mármoles de Loja y caliza de Sierra Elvira se mezclan con otros materiales como los corchos utilizados en algunos pavimentos, todo ello en un marcado eclecticismo en la decoración interna del edificio. Una gran cantidad de patios, en total siete, y pasillos a su alrededor distribuyen el espacio interior, creando un edificio en el que destaca su gran funcionalidad y la calidad espacial de las diferentes zonas, tanto de servicios como docentes. Otro patio, este vividero peristilado con cinco arcos de medio punto sobre columnas, se sitúa en la parte posterior, conectado con los jardines laterales.

En este intento de conseguir la funcionalidad y el buen funcionamiento del edificio, los autores agruparon las especialidades en sentido vertical, ocupan dos y hasta tres plantas en algunos casos, conectadas por escaleras privadas, lo que proporcionaba una circulación concentrada en las zonas específicas, a la vez que descongestionaba la circulación horizontal en toda la planta.

Destacan los elementos de unión de las diferentes plantas, dos escaleras imperiales con dos bifurcaciones en la primera meseta que dan el toque de magnificencia clasicista, así como su Aula Magna, lugar fundamental en la vida universitaria en la que además, se realizaban actividades literarias y musicales. Esta zonificación se evidencia también a la hora de colocar las diferentes dependencias que componían el programa. Así, las zonas más públicas y en las que se preveía mayor afluencia de gente (Secretaría, Biblioteca, Aula Magna, Decanato, etc.), se ubicaron en planta baja, cerca de la entrada principal; las zonas de laboratorio, por ejemplo, se colocaron junto a las fachadas exteriores del edificio, para dotarlas de iluminación y ventilación naturales; en la zona norte se situó el Instituto Anatómico Forense, conectado con el Hospital Clínico a través de galería subterráneas.

En cuanto al edificio del Hospital Clínico, su proyecto en el concurso de 1927 consistía en la articulación de diferentes módulos y el crecimiento a base de pabellones independientes. A pesar de la necesidad que existía de abrir este Hospital Clínico, y que su proyecto se elaboró a finales de los años treinta, no sería hasta 1953 cuando se inaugurara, debido a los enormes problemas surgidos durante su construcción, entre otros, y sobre todo a la Guerra Civil, en la que se utilizaron las partes terminadas del conjunto sanitario para suplir las diferentes necesidades de la guerra.

El edificio del Clínico se disponía estructurado fundamentalmente de manera horizontal, en dos módulos diferentes en forma de H, conectados entre sí a través de sus extremos, de manera que queda entre ellos un gran espacio libre, estructurado en dos paratas, en el que su ubicaron unos jardines y sendas de paseo entre ellos, que aún hoy se conservan. Las fachadas interiores de estos pabellones presentan dos plantas con tres arcos de medio punto, flanqueadas por torres. Todo ello coronado con una terraza cerrada con barandilla, formada por el retranqueo del cuerpo de fachada, creando así una tercera planta.

El lenguaje estilístico y formal que los autores usaron en este edificio es de una tendencia mucho más racionalista y expresionista que en el caso de la Facultad, que, si bien ambos conectan de manera equilibrada, en el caso del hospital es mucho más depurado y con menos referencias historicistas. Sus paramentos rústicos, encalados, sin molduras ni referencias ornamentales, y su juego de volúmenes blancos refuerzan todavía más este lenguaje utilizado.

Tras la reconstrucción del edificio después de la guerra, el nuevo edificio contaba con un pabellón para hospitalización médica, otro para enfermos quirúrgicos y otro para ginecología y obstetricia. En 1952, coincidiendo con una visita del General Franco, y en plena culminación de las obras del pabellón general, fueron inaugurados estos tres pabellones médicos.

Las vicisitudes por las que pasó este complejo sanitario en su construcción estuvieron muy marcadas por los hechos y situaciones políticas de la Granada de la época, caracterizada por los escasos presupuestos para equipamientos, la mala gestión de gobierno y sobre todo, por la desastrosa guerra de 1936. El proyecto estaba casi concluido cuando estalló en conflicto, por lo que el Hospital y la Facultad pasaron a suplir las necesidades más urgentes de entonces, convirtiéndose en cuartel y alojamiento de soldados, resguardo para refugiados, hospital de sangre, etc., ocasionando todo ello el rápido deterioro de las flamantes instalaciones. Fue a partir del año 1942 cuando se llevaron a cabo las labores de recuperación de los dos edificios, reponiendo los materiales deteriorados, como el mármol y los azulejos, suponiendo un importante desembolso para la administración. Dos años después, el 19 de Junio de 1944, se inauguraba la Facultad de Medicina (la del Hospital Clínico no sería hasta 1953), coincidiendo con la visita de Ibáñez Martín, el entonces ministro de Educación Nacional. Por fin, y tras muchos años de iniciativas y esfuerzos llevados cabo por personalidades de la Universidad ligadas a la Medicina (Federico Olóriz Ortega, Fermín Garrido Quintana, Miguel Guirao Gea, entre otros), la nueva Facultad de Medicina de Granada iniciaba su andadura albergando cada año a un número creciente de alumnos que solicitaban sus estudios.

La historia del Clínico y de la Facultad de Medicina ha sufrido numerosos avatares que finalmente consiguieron superar y convertirse en un referente sanitario en Andalucía Oriental y dejando como testimonio una de las épocas médicas más brillantes de la capital granadina. No en vano, la actual Facultad es sede de la Real Academia de Medicina de Granada.

Actualmente, la construcción del nuevo Campus de la Salud, que es ya una realidad, prevé el traslado de la Facultad de Medicina y del Hospital Clínico a estas modernas instalaciones. Este hecho, unido a un proyecto de reforma del barrio de San Lázaro, en el que las demandas de edificios de viviendas imperan sobre el resto, ponen en interrogación el futuro de esta Facultad de Medicina y Hospital Clínico que tantas páginas han escrito de la historia médica y social granadina.


Datos históricos

En 1904 se inician las gestiones con cierta urgencia para la creación de un complejo sanitario que albergara una Facultad de Medicina y un Hospital Clínico; sesenta y siete años después, en 1971 es cuando se puede dar por concluida la construcción de este conjunto, siendo un periodo plagado de dificultades y dudas. El 19 de Junio de 1944, se inauguraba la Facultad de Medicina; casi diez años después, el 12 de Octubre de 1952 Francisco Franco inauguraba el Hospital Clínico, aunque aún no estaba acabado. Seis meses después, el 20 de Marzo de 1953, esta vez ya concluido, lo inaugura Joaquín Pérez Villanueva, el director general de Enseñanza Universitaria.

Las bases del concurso para este complejo hospitalario fueron elaboradas por un grupo especial que viajó a las principales ciudades y capitales, incluso europeas, en busca de la tipología y el programa más adecuada, estableciendo un número aproximado de camas de 250. En 1931, cuatro años después del fallo del concurso ganado por Sebastián Vilata y Aurelio Botella comienzan las obras de la facultad de Medicina y las plantas bajas de los pabellones Médico y Quirúrgico en las paratas bajas de las inmediaciones del barrio de San Lázaro. En las paratas superiores se levantaron los pabellones de Cáncer y las plantas primera y segunda de los pabellones Médicos y de Cirugía, lindando con la carretera de Jaén. Desde entonces, numerosas dificultades interrumpen varias veces las obras. Sobre todo en 1936, año de inicio de la Guerra Civil, cuando ambos complejos están prácticamente concluidos. Es por esto que se ocupan para usarse en las necesidades propias del conflicto. El pabellón médico del Hospital Clínico es ocupado como cuartel de las milicias, de la Falange y de regulares. Un año después es usado como hospital para las tropas marroquíes, aunque un ataque destruye las cubiertas y las instalaciones interiores. Con el final de la guerra no concluye su ocupación, puesto que se usa para albergar a varios colectivos en diferentes épocas: se usó como Intendencia de la IX región militar, en él se refugian las tropas que regresan del frente, se usa como hospital de enfermos tifosos, albergó a los participantes de un congreso eucarístico e incluso fue sede de Sanidad. Todo este periodo deja al Hospital muy deteriorado y con una necesidad imperiosa de rehabilitarlo y reponer los materiales y elementos destruidos. Fue a partir del año 1942 cuando se llevaron a cabo las labores de recuperación de los dos edificios, reponiendo los materiales deteriorados, como el mármol y los azulejos, suponiendo un importante desembolso para la administración. La Facultad se concluyó en 1944 y el Hospital continuó con sus reformas y sus ampliaciones, a pesar de ser inaugurado en 1953.

El rápido crecimiento de la Universidad de Granada durante los años 60 llevó a plantearse la ampliación del complejo, llevada a cabo por los mismos arquitectos en 1966. En este año el pabellón de Psiquiatría abre sus puertas y con él, el servicio de Reumatología y cuatro aulas. Varios años después se inaugura la residencia para postgraduados (obra de Prieto-Moreno y Pardo, con un programa similar a un colegio mayor), y el arquitecto Alberto López Palanco actúa sobre las salas de quirófano, modernizándolas. En 1970 se reconvierten las salas del hospital en habitaciones, según las directrices marcadas por la Seguridad Social. En 1971 se derribó una parte para levantar un edificio de especialidades de nueve plantas en la parte alta del solar, dando a la Avenida de Madrid y con una tipología de hospital en bloque. Finalmente, en 1979, la Universidad solicitó al Ayuntamiento de Granada la pavimentación de la plaza de la Facultad y se unió, gracias a la calle Doctor Guirao Gea a la entrada del Hospital Clínico.

DOCUMENTATION

Bibliographic Information

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GALLEGO Y BURIN, Antonio. Granada : Guía artística e histórica de la ciudad. Comares , 1989. 84-85933-17-6.

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Información documental

Archivo del Instituto Andaluz del Patrimonio Histórico . Alberto García Moreno; David Arredondo Garrido , Registro Andaluz de Arquitectura Contemporánea. Provincia de Granada. Facultad de Medicina y Hospital Clínico , 2007 .

Iniciativa Conjunta:

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