Composición en tres planos de profundidad organizada en dos fuertes líneas, diagonal y horizontal. Sobre la línea diagonal se dispone una senda hilera de olivos, en primer plano, que se alzan desde el suelo de tierra, en marrón y pequeñas motas verdes. Se extiende de mayor a menor profundidad desde el ángulo inferior derecho hasta la mitad del lateral izquierdo. Por su parte, el ángulo inferior izquierdo se resuelve con piedras en beige entre el verde del musgo. Por encima de la diagonal se dispone el segundo plano en forma de montaña, cuya parte superior es la línea de horizonte. Sigue la misma paleta de colores terrosos y verdes que el primer plano, pero con un tono blanquecino, con la que se representa un extenso campo de olivos más alejado, y en el que se distinguen algunas zonas de casa rurales con fachadas blancas. En la parte superior del cuadro y tercer plano, se abre un cielo entre colores azules claros y blanco en trazos largos diagonales dirección vertical. Destaca la ejecución al modo impresionista para la representación de las ramas de olivos, empleando cortas pinceladas muy matéricas entre una paleta de verdes claros y oscuros. Este tipo de ejecución es una de las características por las que podemos reconocer la obra de este autor.