La obra se compone de tres piezas de telas rectangulares de igual tamaño, adosadas una a otra por sus lados mayores.
La tela izquierda presenta una gran mancha blanca que se extiende por los 3/4 inferiores de la pieza. Una franja en la parte superior y otra de menor tamaño en la inferior presentan los tonos verdes azulados del fondo de la composición. En la tela central, una forma vegetal oval con tonos blancos en el centro y adquiriendo otros verdes en sus extremos. Desde la parte inferior de este vegetal, se extiende una mancha blanca hacia el lateral izquierdo, que se difumina en el ángulo inferior.
En la tela derecha, termina el extremo izquierdo del óvalo dispuesto en la mitad superior del lienzo, en tonos verdes claros con otra pequeña forma vegetal blanca en su centro; las líneas horizontales en verdes se repiten hacia la parte superior del lienzo; la parte inferior se resuelve con una extensión de manchas en tonos verdes más oscuros, con tonos marrones también.
Las tres telas en conjunto representan una flor de nenúfar blanca flotando en el agua, lo que se consigue por el tratamiento pictórico de las manchas blancas y verdes en las mitades inferiores de las telas en forma de nubes o de gases. De esta obra destaca el tratamiento del color, la superposición y degradado de las diferentes tonalidades.