Se trata del sepulcro de D. Lorenzo Suárez de Figueroa, Maestre de la Orden de Santiago y fundador del convento sevillano de Santiago de la Espada. La escultura (es lo que se conserva del sepulcro original) representa a un varón yacente vestido con el hábito de la Orden de Santiago y con la cabeza cubierta por un birrete decorado con una venera. La cabeza reposa sobre un doble almohadón. Muestra una espada entre sus manos. A sus pies se dispone un perro, cuyo collar, del que pende una medalla, contiene una inscripción, alusiva al nombre del can, repetido dos veces: amad(escudo)ís - amadís". En el lado izquierdo del difunto se ubican dos pequeños ángeles, mutilados. Aspectos como la rigidez de las figuras, el tratamiento monótono de los plegados de la vestimenta o el estudio escasamente naturalista de los cabellos, hablan de una escultura fechable en los inicios del siglo XV, antes de que se introdujera en la plástica sevillana la renovadora corriente naturalista, de mano de Mercadante de Bretaña. El difunto, fallecido en 1409, se enterró en la capilla mayor del convento de Santiago de la Espada. En 1810, durante la Invasión napoleónica, fue profanada esta iglesia, dañándose el sepulcro. Fue restaurado en 1816 y traído a la Iglesia de la Anunciación durante las reformas llevadas a cabo en este templo por el deán López Cepero. En la Anunciación estuvo dispuesto como un sepulcro de tipo parietal, en uno de los muros del brazo del crucero (lado del Evangelio), antes de ser trasladado a la cripta-panteón de sevillanos ilustres, ésta fue creada entre 1970-1972 por iniciativa de D. Florentino Pérez Embid, entonces Director de Bellas Artes. Como el sepulcro de Arias Montano, al ser bajado a la cripta, se transformó en un túmulo, mostrando en sus laterales sendas inscripciones."