Representación escultórica, de busto, de una san mártir de difícil identificación, pues no presenta atributo iconográfico alguno, y no posee la inscripción que acompaña a los demás bustos de la serie a la que pertenece. Aparece como una hermosa joven, de cabellera rubia ondulada, peinada en un recogido. Va vestida con túnica ricamente estofada con motivos florales verdosos y rosados, cuyas mangas se ajustan a ambos brazos mediante cintas. Junto al San Jorge, es el único busto de la serie que no presenta talladas las manos. Muestra una herida sangrante en el cuello, que alude a su martirio. En el pecho se abre el hueco ovalado, con marco dorado de diseño manierista (a base de ces"), de un relicario que debió contener algún resto de la santa. Reposa sobre una peana decorada con motivos clásicos: ovas y perlas. Por sus características estilísticas (alargamiento de la figura, desproporción entre cabeza y cuello, inexpresividad, plegados de las vestimentas, tratamiento de la cabellera, de forma simétrica...) y el tipo de molduras que configuran el relicario, puede considerarse una pieza representativa del manierismo sevillano del último cuarto del siglo XVI Este busto-relicario, al igual que los otros nueve que se conservan en la Anunciación, formó parte, originariamente, de la antigua capilla de las reliquias de este templo, usada hoy día como sacristía. Su existencia testimonia el intenso culto profesado por los religiosos jesuitas a las reliquias de los santos, veneración impulsada por el fundador de la Compañía, San Ignacio de Loyola."