Se trata de un retablo conformado en dos etapas. En las últimas décadas del siglo XVI se realizó su estructura interior, consagrándose a Santa Ana y a la Virgen María; en el primer tercio del siglo XVII, se amplió con una estructura exterior, a modo de gran arco triunfal, y se dedicó a la Inmaculada Concepción. El retablo interior responde al característico diseño reticulado de finales del Renacimiento, de sobria y clara geometría, que permite una percepción clara de las imágenes cobijadas en sus distintos encasamentos. Se articula en un banco, dos cuerpos de tres calles y ático. El banco acoge, en sus tableros laterales, dos pinturas con asuntos protagonizados por la Virgen María, la Circuncisión (izquierda) y la Visitación (derecha). En el centro del banco, la portezuela del sagrario muestra un ostensorio pintado. En los pedestales sobre los que se elevan las columnas del primer cuerpo, figuran cartelas con los monogramas del nombre de Jesús y de María. Columnas corintias estriadas delimitan, exteriormente, los dos cuerpos del retablo. Ambos se resuelven mediante una caja central, flanqueada lateralmente por calles laterales de dos registros superpuestos. Se trata de una solución que sigue, aunque de forma simplificada, la estructura del retablo mayor de El Escorial. Además de este referente, se ha advertido la influencia, en su diseño, en la lámina XIII del Extraordinario Libro de Sebastiano Serlio, cuyos grabados manieristas influyeron sobre Vázquez el Mozo". El primer cuerpo se encuentra presidido por una talla de la Inmaculada Concepción del siglo XVII, que vino a sustituir una imagen renacentista de Santa Ana con la Virgen niña que aún se conserva en este templo. En las calles laterales de este primer cuerpo se distribuyen las esculturas de una santa (identificada tradicionalmente como Santa Justa) y Santa Catalina de Alejandría (imagen hoy día perdida), San Antón y San Roque. El segundo cuerpo está presidido por un grupo escultórico de Santa Ana con la Virgen y el Niño Jesús. Lo flanquean las esculturas de San Sebastián, San Juan Bautista, San Nicolás y San Juan Evangelista. Remata este retablo un pequeño ático que alberga una cartela en su interior, que pudo acoger alguna figuración pictórica, hoy perdida. Dos pequeños fruteros, en los extremos del ático, vienen a completar la ornamentación de este conjunto, bastante contenida y configurada, básicamente, por roleos y cabezas de querubes.
La estructura externa del retablo, a modo de arco triunfal, se debe a un añadido del primer tercio del siglo XVII, cuando debió decidirse dedicarlo a la Inmaculada Concepción y enriquecer su arquitectura. El repertorio formal y ornamental de este añadido ha sido relacionado con el lenguaje de Juan de Oviedo "el Mozo" y de Diego López Bueno. Se trata de un arco monumental, coronado por un ático, que se apoya sobre sendas estructuras concebidas a modo de calles laterales. Éstas quedan delimitadas exteriormente por pilastras corintias cajeadas, que encierran dos hornacinas superpuestas, se rematan con frontones triangulares. Dichas hornacinas acogen esculturas de los progenitores de la Virgen, San Joaquín y Santa Ana (registros inferiores) y las imágenes de San Pedro y San Francisco (huecos superiores). Un arco de medio punto une ambas estructuras laterales, siendo ocupada su clave por una turgente cartela. Sobre el entablamento que lo remata, un pequeño ático que alberga un relieve con el Padre Eterno."