Escultura que representa a la Virgen bajo la advocación de la Inmaculada Concepción. Aparece de pie, pisando una media luna, con corona metálica de doce estrellas. Se eleva sobre una nube tachonada con dos cabezas de querubes, con sus alas desplegadas. Va vestida con túnica y manto ricamente estofados con amplios motivos vegetales, en tonos azules, rojizos y dorados. Une las manos en oración frente al pecho, al tiempo que baja su rostro, de clásicas facciones y melancólica expresión. Compositiva y estilísticamente, es una imagen que se relaciona estrechamente con las Inmaculadas de Juan Martínez Montañés, guardando un gran parecido con su famosa "Cieguecita" de la Catedral de Sevilla. La postura, posición de las manos, los efectos que describe el manto recogido, etc., coinciden con el referido modelo. Sin embargo, el tratamiento de volúmenes y del rostro de la figura, parecen indicar la participación de ayudantes del taller del maestro. Es una imagen que debió ser encargada por los jesuitas, grandes defensores de las tesis inmaculadistas durante la famosa polémica vivida en la Sevilla de las primeras décadas del siglo XVII, para rendirle culto en su Casa Profesa. Para ello, decidieron transformar un retablo de la iglesia dedicado a Santa Ana, incluyendo en su registro central esta imagen. Le respaldan una serie de símbolos de las letanías lauretanas, pintados en el fondo de su hornacina (ciprés, estrella, palmera, torre, espejo, etc.)