Representación de San Damián de pie, en actitud frontal y con los brazos extendidos. Aparece representado no como un mártir de época romana (vivió en el siglo III d.C.), sino como un hombre del siglo XVII, contemporáneo al artista que realizó esta obra. Pudo perder esta imagen algún atributo iconográfico identificativo de su profesión de médico (suele llevar un tarro de medicina o algún utensilio médico), o bien la palma que le señala como mártir de la Iglesia. Viste ropajes ricamente estofados con motivos vegetales: túnica rojiza, manto marrón con el forro verdoso y muceta amarilla, que revela su condición de doctor. El manto cruza diagonalmente la figura, describiendo amplios pliegues que confieren dinamismo a la imagen, tratada con cierta rigidez e inexpresividad. Sus cabellos han sido tratados en luengos mechones; lleva bigote y perilla. El tratamiento de la cabeza del santo recuerda a obras del círculo de Pedro Roldán. Esta figura, junto a su compañera (San Cosme), procede de un desaparecido retablo que fue donado, en 1657, por un médico italiano llamado Tiberio Damián, cirujano mayor del Hospital del Cardenal de Sevilla. Las pinturas de dicho conjunto, con escenas alusivas a la vida de ambos santos, se conservan en la capilla de la Antigua Fábrica de Tabacos. La advocación de este conjunto, dedicado a los hermanos y médicos Cosme y Damián se explica por ser ambos santos considerados patronos de médicos y cirujanos, profesión del comitente de este retablo. Su estructura arquitectónica desapareció en las reformas realizadas en la iglesia en el siglo XIX por el deán López Cepero.