Pintura que representa a dos hombres cargando un gran racimo de uvas en un palo. Se trata de una alegoría eucarística que está tomada del capítulo décimo tercero del libro de los Números. Aquí se relata cómo dos miembros de las doce tribus de Israel, que estaban explorando la tierra de Canán por mandato de Moisés, cortaron del fértil valle de Escol un sarmiento con un racimo de uvas. A través de esta representación, se equiparaba la fertilidad de Canán con la fertilidad espiritual del Sacramento de la Eucaristía. Y por otra parte, el racimo de uvas viene a representar una prefiguración de una de las especies de la Eucaristía. Esta pintura, perdida al igual que su compañera en el retablo, se relaciona con la iconografía de tipo eucarístico de las tablas del Sagrario-Tabernáculo al que flanqueó, ubicándose originariamente en el banco del retablo mayor.